No tengo ni pijotera idea de como pasó, pero a eso de la siete y media de la tarde estaba dando vueltas a las tortillas de atún y queso que estabamos preparando para nuestros cafres cantarines.
Yo me había ido a dar una vuelta al pueblo de pola de gordon para intentar localizar una ruta de vuelta a través de la sierra.
Cuando llegué empezamos a preparar las tareas de la cena. Unos los guisantes, otros el jamón, etc., etc.
Repito que no se como me encontré preparando tortillas. Pero lo curioso es que la tortilla más grande que había preparado hasta ese momento era de dos huevos. Está tenía asi como seis, más el queso y el atún. Es decir, tamaño tortilla de patatas.
Ahí estaba yo, sin la más mínima experiencia, y preparando tortilla para casi 100.
Menos mal que tenía a mi lado a almudena (la mala malísima y que desde está tarde es la buena buenísima) por que sí no, no se que habría pasado.
De las doce o trece que preparé solo una terminó en el suelo lo que para ser la primera vez no está nada mal.
Eso sin mencionar la aceitera que tiré, el miedo que pasaba la pobre almudena cuando iba a recargar de aceite o de tortilla.
Como conclusión, a los chicos les ha gustado. Al menos eso me han transmitido pero sin contarles que parte las había hecho yo.
Ya me contareis cuando lleguen a casa.
sábado, 6 de agosto de 2011
6 de agosto. El señor de las tortillas
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